Tomos Aguirre

El doctor Juan Aguirre, asistía desde los primeros tiempos a las reuniones que se celebraban en "La Ballena Alegre" para la lectura y discusión de las cartas, envíos y "performance" de "SALIANO". Cuando se empezaron a recibir las cartas de UMMO, su interés se polarizó hacia este tema y cuando a final de los años 60 y principios de los 70 se recompuso el grupo con la fundación de ERIDANI, la desafección de algunos de los antiguos integrantes del círculo de "La Ballena Alegre" y la incorporación de nuevos llegados, él se apuntó decididamente a este nuevo grupo. Siempre contribuyó activamente a la dinámica del grupo y en los finales de los años 70 y durante la oleada de los 80 fue receptor de varias cartas.

Al doctor Aguirre siempre le pareció una actitud mezquina el guardar aquellas cartas, que él juzgaba de gran valor, para un círculo íntimo de receptores, y así a pesar de los avisos (tenues y contradictorios ya que a veces aconsejaban no divulgar y otras veces casi incitaban a hacerlo) para no divulgar los textos, él decidió que su compromiso estaba con sus congéneres y no con unos supuestos ET.

La mayoría de las cartas que se recibían eran leídas en público y luego celosamente guardadas por sus receptores, lo que procuraba graves dificultades al doctor Aguirre para obtener una copia. Así tras comprobar la dificultad de que le dejaran las cartas originales para copiarlas a máquina, decidió en muchos casos acudir a las lecturas provisto de un grabador magnetofónico, para así a posteriori pasar lo registrado al papel mecanográficamente. Esta ardua labor le llevó incontables horas.

Con todo este dossier escrito decidió poner a disposición pública gratuitamente todo el material recopilado, ya que le parecía indecoroso obtener un beneficio personal de unas cartas que, para él, eran patrimonio de toda la humanidad. Procedió entonces a una ordenación y sistematización de los textos, para a continuación llevarlos a una reprografía (Reprografía Santos en la calle General Margallo de Madrid). Con esta reprografía llegó al acuerdo de que ellos guardarían los textos en depósito y procederían a fotocopiarlos y encuadernarlos para cualquiera que los solicitara, sin más beneficio (para la reprografía) que el derivado puramente del trabajo de fotocopia, papel y encuadernación. Juan Aguirre se desentendió a partir de ese momento del asunto, aunque de vez en cuando ha pasado por la reprografía para conocer como ha evolucionado la demanda de los textos. De esta manera sabe que los textos se han vendido por oleadas y que además de varios cientos o miles de copias en España, también han sido solicitadas copias desde lugares sorprendentes de todo el mundo.

Aquí les presentamos los tres tomos (no incorporan la oleada de cartas de los 80) tal y como fueron concebidos por su autor.

 

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