Grabaciones realizadas por Rafael Farriols (o a instancias suyas) a personas previamente localizadas y entrevistadas por él y que habían sido testigos del avistamiento de San José de Valderas

No es un secreto que el caso Ummo tiene muy mala prensa entre los que en su día se autodenominaron “Ufólogos Científicos” (un término –decir “concepto” sería tal vez excesivo– que tuvo su apogeo hace años pero que parece haber quedado ya un poco anticuado; Ad Occasum Tendimus Omnes). A ese ambiente de manifiesta hostilidad se ha unido en tiempos más recientes un auténtico ejército, cada día más numeroso, de individuos que han conformado una especie de nueva casta sacerdotal que pontifica bajo la denominación de Escépticos “Racionales”, y que se agrupan en “asociaciones” que han proliferado como setas.

El tiempo es sin duda un bien muy precioso y en ummo-ciencias no tenemos ninguna intención de perderlo. Si bien muchos (no todos) de los sesudos “trabajos” sobre el caso Ummo de este tipo de autores están atiborrados de falsedades objetivas, errores groseros, pseudoargumentos casi pueriles, falacias más o menos burdas, manipulación (o ignorancia palmaria) de datos, contradicciones lógicas –incluso dentro del mismo artículo–, etc., y serían fácilmente refutables, no es nuestra intención acometer esa cansina tarea; por la razón indicada, y por la escasa utilidad de la dialéctica contra prejuicios fuertemente arraigados u otros mecanismos mentales bloqueantes. Pero, sobre todo –y esto podrá verificarlo cualquier lector que esté dispuesto a enfrentarse a la larga y tediosa comprobación–, porque ni uno solo de esos artículos, por increíble que parezca, entra en absoluto a discutir, ni a comentar, ni a analizar, ni a refutar, ni una sola línea de las ya miles de páginas que abarcan el contenido de los informes ummitas.

Es evidente que (más allá de reproducir como papagayos el hilarante “argumento” de que Peña “era ingeniero” y “había dado clases de Física”) los avezados reveladores de fraudes no han leído ni un párrafo del corpus ummita, o lo han leído como el diletante que mira las solapas de los libros. Sencillamente, no les interesa, o no lo entienden, o ambas cosas. Un símil podría bien ser el de la publicación de un estudio científico sobre unos manuscritos sánscritos recién descubiertos, que recibe una feroz, gruesa y rabiosa crítica, incluso con insultos personales hacia sus autores, y que resulta estar escrita… por un indocumentado que no sabe sánscrito ni, en realidad, tiene el más mínimo interés en las lenguas clásicas.

Una de las cantinelas más populares respecto al “fraude” del caso Ummo es la de la “falsedad” del aterrizaje de San José de Valderas de 1967. Un significado autor, por ejemplo, se “asombraba” de que, 40 años después del supuesto aterrizaje, paseando un día sin rumbo por las calles de San José de Valderas, se había puesto a preguntar a los viandantes con los que se cruzaba si sabían algo del famoso ovni o conocían a alguien que lo hubiera visto o hubiera oído hablar de él, y… “nadie” tenía la más remota idea de aquello… ¡Qué más “prueba” se necesitaba para poner en evidencia el “engaño”!...

Más de uno de estos conspicuos investigadores ummófobos se dedicó en su día a “conminar” a Rafael Farriols y Antonio Ribera a que “demostrasen” que los testigos que aparecían en su famoso libro Un Caso Perfecto “existían”, acusándoles con escaso disimulo de haberse inventado todo… Poco podían imaginar los desafiantes ufólogos que ambos autores (cuyo silencio interpretaban como irrebatible evidencia de “culpabilidad”) recibían sus diatribas –si es que llegaban a enterarse de ellas– con la más absoluta indiferencia, o, en el mejor de los casos, con alguna sonrisa condescendiente… (Nos consta).

Ya en 2001, el investigador Antonio Moyano, en su excelente artículo "El ovni de Ummo: Hablan los protagonistas" (Enigmas, no. 4, 2001, p. 32), desbarató algunas de las pretensiones de Jordán Peña de autoría del “fraude” del caso de San José de Valderas, pudiendo incluso localizar y entrevistar telefónicamente a la “inexistente” Emilita, una niña de 12 años de edad en 1967, y alumna del Colegio Amor de Dios, ubicado a las afueras de San José de Valderas, que fue uno de los principales testigos del aterrizaje, tal como se reflejó en el libro de Farriols y Ribera.

En ummo-ciencias, así como en ummo-sciences, disponemos desde hace años de copias de las grabaciones sonoras realizadas en 1968 a los (“inexistentes”) testigos del aterrizaje de San José de Valderas –más alguna relacionada con el episodio de 1966 en Aluche–. Fueron las precisas transcripciones de estas entrevistas las que se incorporaron al denostado libro Un Caso Perfecto de los autores mencionados. Las grabaciones digitalizadas que ahora presentamos han sido obtenidas a partir de las ‘casetes’ en las que el propio Rafael Farriols efectuó, hace ya décadas, copias (evidentemente analógicas) de las grabaciones originales realizadas con magnetófono de bobina abierta, las cuales están en poder de su familia junto con el resto del archivo. Algunas de estas grabaciones, de hecho, ya fueron publicadas en la web francesa http://oumo.fr/1913 en marzo de 2018, y anteriormente habían sido hechas públicas en la lista de discusión de ummo-ciencias, entre otros foros.