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UMMO-Ciencias

Sitio dedicado al estudio racional del asunto UMMO

D106 Motivos para el envío de sus informes.

UMMOAELEUEE

Idioma: ESPAÑOL

Número de copias: UNA

Señor Rafael Farriols Calvo

BARCELONA ESPAÑA

 

Fecha 15 Marzo 1973

 

 

Buen amigo nuestro:

 

No es esta copia información alguna sobre nuestra cultura, pues usted conoce ya nuestra norma aunque flexible, según la cual sólo remitimos desde meses atrás, tales informes a las sedes de asociacio­nes legalmente constituidas y de las que además nos consta que al menos tomaran interés en no destruirlas. Según ese criterio; cuando desee­mos remitirle algún escrito de esa naturaleza, lo recibirá a través de la asociación a que usted está afiliado.

 

Mas tal disposición no es tan rígida que no permita remitirle esta carta cuyo contexto no puede calificarse dentro de la rubrica de INFORME. Del mismo modo, cuando medien razones de seguridad mutua, que puedan paliar el riesgo de verse sometida la correspondencia a violación por parte de terceros, dichos informes serán remitidos a sus hermanos, dirigidos a sus respectivos domicilios o entregados directamente por hermanos suyos que colaboran con nosotros.

 

Considere estos párrafos que siguen, como una digresión amistosa, advirtiéndole previamente, que en ningún modo está usted obligado a participar de nuestros criterios, abrigar nuestros temores o se­guir en su conducta pautas que a nosotros puedan resultarnos más gra­tas, pero que se enfrentarán a veces con sus particulares puntos de vista.

 

Usted es consciente señor Rafael Farriols, de que realmente nuestra indefensión ante cualquier desafortunada reacción de sus herma­nos de TIERRA es muy grande. Es incompatible con nuestro particular criterio moral forzarles a obedecer consignas nuestras. Tan sólo utilizamos una vía de coacción cuando estimamos que cualquier deslizamiento en la conducta de ustedes, puede provocar consecuencias anómalas. En­tonces nos limitamos a sugerirles que la violación de nuestras indicacio­nes, supondría una ruptura temporal o definitiva de estas comunicaciones.

 

Y aun así tal amenaza sólo la hemos ejercido cuando mediaban razones de seguridad para ambas culturas: la de TIERRA y la de UMMO, representada por estos expedicionarios que le escriben.

 

Con una insistencia que ustedes sin duda calificarán de enojosa, les hemos reiterado nuestra seria inquietud ante este sesgo que nuestras comunicaciones con hombres de TIERRA, parece que están tomando.

 

No nos referimos a los contactos con hermanos suyos de otros países, que frente al fenómeno de tales relaciones, han adoptado una postura mucho más reticente o desconfiada, y por tanto mucho más sana.

 

Pero en particular, las colisiones entre ambas culturas, han supuesto para ciertos hermanos suyos de América sur oriental, España y Canadá una verdadera mutación en sus creencias.

 

Inducidos por la probable sugestión que algunos de nuestros escritos presentaban ante sus propios criterios intelectuales, han hecho caso omiso de nuestras frecuentes llamadas de atención, y se han dejado seducir por algunos aspectos de nuestro pensamiento.

 

Una apreciación superficial del fenómeno podría inducir a pensar que tal postura habrá de halagarnos a los OEMII de UMMO. Y confesamos que en efecto simpatizamos con verdadera emoción, ante esas manifestaciones de adhesión espiritual. pero al mismo tiempo, asistimos a un proceso, que nosotros calificamos (y tenemos buenas razones para así juzgarlo) de PELIGROSO para ustedes.

 

Aunque muchos escépticos de entre sus hermanos opinen lo contrario (y tal razonamiento es correcto si se opta por no admitir la idoneidad de nuestro origen alieno terráqueo) nuestras mutuas y unilate­rales relaciones, no tienen en absoluto como objeto “ganar adeptos” si ello fuera así, poseemos otros medios mucho más eficientes para  conseguir este objetivo ¿O es que algún hermano inteligente de ustedes puede concebir que un grupo de hombres de TIERRA, puede pensar que la eficacia para ganar prosélitos estribaría en hacer la sorprendente  (y en tal caso fraudulenta) afirmación de que los afiliados a tal sociedad proceden de un planeta lejano?

 

No conocemos ningún grupo social de Tierra, que haya prosperado falseando de forma tan grosera su propio origen. Los miembros de las distintas escuelas filosóficas, religiosas o políticas, podrán mantener ideologías ilógicas, erróneas o aberradas, pero al menos una constante, parece adivinarse en todas ellas: La buena fe, la sinceridad sin la cual cualquier grupo está condenado a morir.

 

Podría objetarse que un falseamiento de sus bases podría ser una táctica original de cara a los no iniciados. Presentarse como extra­terrestres en principio, podrá (a juicio de tales críticos) provocar ex­trañas y oscuras resonancias psicológicas en personas con una peculiar estructura mental, despertando en ellas especiales formas de conducta, vinculadas unas veces al complejo de “contacting” al deseo subconsciente de figurar como “elegido” por “seres galácticos” y otras; a la inclinación por el “misterio”, lo esotérico, la experiencia al margen de la vulgaridad cotidiana.

 

Esta objeción es plenamente correcta. Y precisamente, tal temor influye seriamente en el sentido de criticar por nuestra parte las actitudes de ciertos hermanos suyos.

 

Pero volviendo a las consideraciones que les hacíamos: ¿No piensan ustedes que la organización de TIERRA que aprovechase tal táctica, aparte de obrar inmoralmente y de convertirse por ende en unos delincuentes fracasaría plenamente, en su intento de ganarse pro­sélitos?

 

Poco favor, a su propia estructura social, harían unos hombres alienados por ideas pseudológicas y delirantes. Triste papel el de unos “intelectualizados” líderes que para captar adeptos entre la masa hayan de recurrir al pobre subterfugio extrapolado de la literatura de “ciencia ficción” de presentarse como “extraterrestres”.

 

Pues ello supondría que sus “doctrinas” no poseerían la su­ficiente fuerza de convicción, como para introducirlas en la masa de presuntos catecúmenos, sino es eligiendo a hombres tarados mentalmente que se dejen seducir por el señuelo mencionado.

 

Algunos de sus hermanos: Señor Farriols Calvo; ven en nosotros una poderosa organización, con medios financieros incalculables, que desea transformar la sociedad, y su cultura aprovechando el seduc­tor mito de los “hombres del espacio”.

 

Dejando aparte la alusión de los medios de carácter económico, que aunque en absoluto tan “inmensos” como se nos atribuyen, no tenemos inconveniente en admitir que son lo suficientemente amplios como exige nuestro campo de investigación en un marco planetario que nos es ajeno, al menos reconocerán tales opinantes, una evidencia difícil de ignorar.

 

Pues si lo que en opinión de sus hermanos deseábamos, es atraernos prosélitos o cambiar la estructura cultural de TIERRA, hemos de convenir TODOS el rotundo fracaso de tal táctica: unas cuantas do­cenas de curiosos corresponsales (escépticos y desconfiados las más de las veces) esparcidos por algunos países, no es un balance demasiado sugestivo para una secta, o grupo ideológico, que cuente con tales “medios poderosos”.

 

No estamos, señor Rafael, haciendo una vana crítica despiadada acerca de las más o menos desafortunadas versiones que sobre mis hermanos circulan entre sus hermanos.

 

Al fin y al cabo tales formulaciones poseen una base lógica indudable puesto que necesariamente ha de someterse a especulación, las extrañas relaciones que de forma anómala mantenemos con ustedes. Al no caber dentro de sus propios esquemas lógicos, la probabilidad de que nosotros estemos simplemente diciendo la verdad, han de recurrir a interpretaciones que para cualquier analista serio e imparcial, resultan tan absurdas y peregrinas como la hipótesis que para ellos es rechazable.

 

Dejémosles, haciendo inacabables cábalas, que razonable­mente consideramos estériles, pues si en efecto como ellos piensan, - nuestra procedencia es de TIERRA, el fenómeno de unas “cartas anóni­mas” remitidas a menos de dos centenares de humanos, por unos “locos” investigadores” o “correligionarios de grupo ideológico” no merece de­dicarles demasiada atención existiendo multitud de sugestivos campos vírgenes en el mundo, faltos de análisis y estudio.

 

Pero si sus hipótesis sobre nuestra identidad, carecen de suficiente consistencia, ciertas acusaciones de que con nuestra actitud, estamos influyendo sobre hermanos suyos de TIERRA, no podemos desgraciadamente rebatirla. Podría objetarse naturalmente, que si somos un grupo social de entre los muchos que existen en diversos países, estamos en nuestro derecho de introyectar nuestra propia ideología. Tanto más, cuanto que ésta no viola principios básicos de orden moral que se consideran básicos en los estamentos actuales de Tierra, y que además no entran en colisión brusca con los principios de muchas ideo­logías actuales, gratas a ustedes.

 

Si esta impugnación, carece de sentido dirigida por cualquiera de sus hermanos, nos llena en cambio de pesadumbre a nosotros, pues si ella tiene base real, viola y pervierte en sus más íntimas raíces, nuestra genuina intención; nuestro objetivo, que se cifra precisamente en lo contrario: RESPETAR la CULTURA en sus múltiples formas VIGENTE EN TIERRA.

 

Una cultura evolucionada como la que respecto a TIERRA tenemos en UMMO no es injertable ni plagiable entre ustedes sin provocar serios trastornos. Soñar en inspirarse en ella para tratar de modificar favorablemente sus propios esquemas ideológicos, es aceptable como simple fenómeno onírico: Tratar de ponerla en práctica traduciendo sus esquemas para acoplarlos artificialmente en sus esquemas morales, políticos y filosóficos, nos parece, (con elementos de juicio suficientes) una ingenuidad pueril, y una experiencia condenada al fracaso.

 

Nos inquieta por tanto la actitud aventurada de aquellos her­manos suyos que tras leer nuestros anónimos informes, torturan sus mentes tratando de inhibirse de sus creencias sustituyéndolas por ideales espurios, vigentes en un marco social tan distinto como el de UMMO.

 

No piensen que al prejuzgarles así, vaya implícita en nuestra afirmación una actitud despectiva hacia las Ideologías de TIERRA. Precisamente les hemos insistido con toda sencillez, que entre las múltiples ideologías de Tierra, entre el plantel de pensadores hermanos suyos, pueden seleccionarse principios éticos de una sublimidad que nosotros mismos reverenciamos. Nada podemos enseñarles al respecto, como nada podría­mos enseñarles en el campo del arte de coordinación de los sonidos o la plastificación de la forma y el color, de la que ustedes respecto a noso­tros son unos grandiosos maestros.

 

Otra cuestión es que por nuestra especial idiosincrasia y nuestro avanzado estadio evolutivo, hayamos asimilado socialmente, es­quemas socio éticos, que para ustedes se presentan aún como ideales inalcanzables.

 

Aparentemente es fácil rebatir la naturaleza de nuestros escrúpulos. Cualquiera de sus hermanos armado de argumentos sim­plistas aparentemente cargados de razón, objetará que la solución es bien simple: Si nuestro objetivo se cifra en evitar toda impregnación de culturas extrañas a TIERRA, nada más sencillo que evitarlo: sus­pendiendo esta correspondencia postal o telefónica con hombres de TIERRA.

 

Cuando nosotros iniciamos estos contactos, juzgamos que habíamos encontrado el procedimiento ideal que satisfacía toda una larga relación de exigencias. Por una parte nos permitía ponernos en contacto con los Oemii de TIERRA, sin perturbar la RED SOCIAL. Este último principio es básico para nuestra expedición en TIERRA y ello por dos importantísimos motivos: Alterar el proceso biosocial que se trata de analizar se considera por todos los investigadores, como una aberración: Pero es que además nosotros consideramos antiético tal perturbadora influencia. Ninguna civilización debe influir el proceso normal de evolución, que observe en otra RED SOCIAL.

 

Descubrimos no sin asombro, tras unos tímidos intentos, plagados de reservas y precauciones, que era sin embargo posible co­municación con OEMII de este astro solidificado, sin que tal informa­ción, se irradiase en forma peligrosa al medio social circundante. Nos era posible así dialogar o escribir nuestras informaciones a humanos

de TIERRA sin perturbar el desenvolvimiento de la RED SOCIAL, puesto que el escepticismo (lógico por otra parte) de sus nudos o miembros, actuaba como amortiguador eficaz de la difusión informativa.

 

Sometida a prueba esta inmunidad, ha resultado plenamente eficaz. De esta manera satisfacíamos dos nuevas exigencias. Por una parte corresponder de algún modo ante la SOCIEDAD de TIERRA, al acervo informativo que ella nos suministra, en el curso de nuestro análisis sistemático del medio geológico, ecológico y cultural de este ASTRO FRÍO: con la permuta de otras informaciones dosificadas respecto a nuestra civilización y otros aspectos de UMMO.

 

Por entonces nosotros albergábamos la esperanza de un fu­turo contacto, oficial con la civilización de TIERRA, y tratábamos de experimentar a pequeña escala las consecuencias sociales entre ustedes, de una revelación, en torno a nuestra estancia en este planeta.

 

Esta última previsión se ha frustrado, pues hemos descubierto que tal experiencia resultaría traumática para la evolución cultural de TIERRA, pero es aun posible que ustedes lleguen a constatar científica­mente que estuvimos entre ustedes en misión de estudio, durante estos años. Por ello consideramos valiosos estos documentos que les remitimos y que podrán servir de testimonio en un futuro no lejano.

 

Para ello realizamos diversos tanteos, escogiendo a hermanos suyos de diversos estratos sociales y culturales, raciales y nacionales. Necesitábamos que los depositarios de estos documentos, optasen al menos por conservarlos como simple curiosidad, aunque adoptando frente a sus respectivos contenidos una lógica reserva mental hasta hacer posible su constatación por vías científicas irreprochables.

 

Los primeros resultados fueron desalentadores. Aquellos hom­bres de ciencia, pensadores y líderes de grupo, con los que establecimos contacto o rompían los textos sin leerlos, o encontraban “contradicciones” con sus propios esquemas culturales, o aprovechaban ciertos aspectos de su contexto para publicarlos como obra propia, sin admitir (salvo casos  muy aislados) que debiera ser tomada en consideración la súplica de con­servarlos como al menos, probables informes procedentes de otros seres no pertenecientes a la filogenia humana de TIERRA.

 

Salvo los citados casos aislados, han sido precisamente humanos de origen comprendido en estratos sociales con cultura media, los más dispuestos a considerar seriamente, la posibilidad de que tales textos pu­dieran ser redactados por mis hermanos.

 

Se estableció así un cálido vínculo con personas más o menos dispersas y a veces asociadas, de distintas naciones sobre las que mis hermanos pusieron más atención. La consigna suplicada de mantener silencio fue respetada por los aborígenes de ciertos países.

 

En otras naciones, debido a una parte a que por razones expe­rimentales no se solicitó esa reserva, y por otra a la especial psicología de sus hermanos implicados, la noticia trascendió más de lo que nosotros hubiéramos deseado.

 

Mediaban además razones afectivas. Algunos de sus hermanos llegaron a vincularse tan estrechamente a nuestra anónima presencia materializada por unos textos que les llegaban con irregularidad pero con cierta asiduidad, que inevitablemente sufrieron en sus escales emocionales un fortísimo impacto.

 

El mal estaba hecho cuando nosotros tomamos consciencia del peligro que ello suponía para ustedes.

 

Nuestros superiores pensaron seriamente que continuar tales contactos violaba nuestras más preciadas UAA (Leyes morales) puesto que sin desearlo estábamos con nuestros escritos perturbando a estos hermanos suyos. Y de hecho se suspendieron para estos OEMII los contactos.

 

Consternados, pudimos observar que tal ruptura aun presentaba efectos más traumáticos, que los que tratábamos de evitar.

 

Por otra parte, habían aparecido para nuestros hermanos nuevas condiciones que alteraban de forma enojosa nuestra estancia entre ustedes. Una Potencia nacional, tomó consciencia de nuestra existencia como grupo y se dedicaba desde hace algún tiempo a investigar acerca de nuestras actividades: Por otra parte el campo de investigación programado por nosotros sufre nuevas orientaciones hacia naciones de Tierra aún casi inéditas para nosotros.

 

Todo ello contribuye a que nosotros les expongamos una serie de consideraciones al respecto.

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Señor Farriols Calvo: Hemos comentado en otra ocasión su proyectada asamblea para tratar temas relativos a nuestra RED SOCIAL. Per­mítanos que al acercarse las fechas estimadas por ustedes para tales reuniones nos permitamos dirigirle algunas opiniones acerca de ellas.

 

Le reiteramos que no debe usted jamás considerarlas como consignas y que renunciamos a nuestra privilegiada situación moral, a la hora de emitir nuestro juicio, si ello ha de suponer alguna coacción.

 

Pero sí le suplicamos que medite nuestras consideraciones, por si para sus hermanos o usted gozasen de una razonable lógica.

 

No le ocultamos (y esto no ha de considerarlo como ineludible cortesía puesto que de no ser así haríamos una observación en contrario), que nos interesa grandemente esa experiencia. Nos facilita usted una vez mas, poder experimentar las reacciones de sus hermanos respecto a nues­tra experiencia. Esta consideración ha primado frente a otros razonamientos que aconsejaban mostrarnos contrariados por el proyecto, más nuestro deseo ferviente es que tal Asamblea no se convierta en un marco proselitista en el que se influya sobre los asistentes para que acepten nuestros tes­timonios. Le exponemos algunos puntos de nuestro pensamiento.

 

Nos agradaría que en el seno de la asamblea, prevaleciese el espíritu de una simple curiosidad crítica entre la realidad de esta experiencia comunicativa.

 

Los asistentes sólo deben considerar como válida una sola verdad constatable. La recepción por algunos OEMII de TIE­RRA, de unos escritos, cuya procedencia y los fines que animan a sus remitentes, constituyen por ahora una insoluble incógnita.

 

La lectura de textos entresacados de nuestros documentos, han de ser calificados siempre como meras afirmaciones rea­lizadas bajo el análisis de ustedes cuando aquellas supusieran hechos anunciados con anterioridad, y enunciados bajo el testimonio de autores totalmente desconocidos, y cuya genuinidad ha de someterse a severa crítica.

 

Aconsejaríamos que se ponga especial cuidado en exhortar a los asistentes, no se dejen llevar por la tentación de hacer suyas las ideas vertidas en el contexto de la documentación existente.

 

Consideramos rechazable, (y en ello hacemos especial hincapié) cualquier forma de coacción o censura a la actitud de aquellos hermanos suyos que en uso de su libertad, deseen ejercer una crítica sincera y objetiva, tanto a la tesis de nuestra existencia u origen de nuestros hermanos, como a los testimonios expuestos en la documentación analizada.

 

Evitar en las sesiones cualquier tipo de actitud coactiva para forzar a los asistentes a adoptar el criterio de los que bajo su particular responsabilidad creen sinceramente en nuestro testimonio, es a nuestro juicio una medida prudente que seria deseable mantener.

 

En la última asamblea organizada por ustedes, fue posible, am­parándose en la sorpresa, la asistencia de uno de mis hermanos como observador discreto del clima social suscitado. Este hecho ya ha sido inevitablemente descubierto por ustedes, por lo que obviamente no podremos repetirlo en las fechas de tal futura asamblea. Procuraremos remitirles una carta­ salutación dirigida a sus hermanos, si no median condiciones adversas, en la que repetiremos entre otras ideas muchos de los conceptos repetidos en esta misma carta.

 

Le suplicamos también señor Rafael Farriols, se ponga en contacto con su hermano Ignacio Darnaude Rojas-Marcos, dirigiendo su petición a Avenida Manuel Siurot Nº 3 -B1. San Leandro SEVILLA, ro­gándole le indique si tiene inconveniente en que le volvamos a escribir para remitirle una fotocopia de un informe remitido por mis hermanos a un humano de Bilbao (España) con referencia a nuestra estancia en Albacete. Conocemos la prudente reserva de su hermano Ignacio, y el inteligente escepticismo con que acoge nuestras versiones. Es su inte­rés en clarificar ese suceso, siguiendo pautas sociológicas de genuino valor científico, pese a sus limitados medios, le hacen merecedor de apoyo y respeto, más no aceptando como válido nuestro testimonio, tememos importunarle con nuestras cartas, por lo que le suplicamos exprese a usted o a cualquiera de sus hermanos de Madrid, si desea tal recepción documental.

 

Salude en nuestro nombre a su esposa: hijos, hermanos Antonio Ribera, Federico Guibernau, Jaime Imbert y tantos otros hermanos suyos que siguen con especial curiosidad estos contactos.

 

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