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UMMO-Ciencias

Sitio dedicado al estudio racional del asunto UMMO

D68-3 Señor Campo no nos crea - Valor intrínseco de la verdad

UMMOAELEWE

Idioma: Español

Nº de Copias 1

Fecha: 7-11-1967

 

Sr. Manuel Campo.

 

Señor:

 

En la última conversación mantenida con usted, nos solicitó unas referencias sobre la gestación de nuestra ciencia, así como una serie de datos complementarios acerca del proceso histórico que culmina con el derrocamiento del gobierno de nuestro Planeta.

 

Respecto a sus dudas reiteradas, expresadas últimamente por usted en torno a nuestra identidad, poco podemos satisfacerle de los razonamientos que le expusimos en nuestro penúltimo informe.

 

ANALICEMOS DOS DE SUS DUDAS más SIGNIFICATIVAS.

 

Es inconcebible que ustedes se expresen tan correctamente en francés o en castellano y postulen proceder de otro astro habitado.

 

No comprendemos el valor de una objeción que formulada en esos términos carece de todo sentido dialéctico. Creemos con todo funda­mento que el hecho de que nuestros hermanos se expresen en la actualidad dentro de cualquiera de los grupos lingüísticos terrestres, no aporta pruebas ni en favor ni en contra acerca de nuestra genuina procedencia. En otra ocasión le ofreceremos un resumen histórico de nuestra primera llegada a este Planeta que se verificó en una región del sur de Francia en 1950. No fue demasiado difícil para nuestros hermanos aprender rudimentariamente las primeras voces en idioma francés gracias a la eventual colaboración de un campesino nativo, casi adolescente. Esta primera base facilitó la reconstrucción idiomática ulterior.

 

Si ustedes procediesen, como dicen de ese astro que llaman UMMO, ¿Qué interés les mueve a desenvolverse en el anonimato? ¿Cómo es que la prensa y los círculos gubernamentales no están informados?

 

Es interesante constatar que este interrogante nos es formulado casi por el cien por cien de los OEMII (Seres Humanos) terrestres con los que hemos establecido comunicación.

 

Lo que más sorprende es que tanto usted como la gran mayoría de los corresponsales de varias naciones con que establecemos contacto, goza de un cociente intelectual superior al Standard, puesto que una objeción expresada en tales términos es evidentemente pueril.

 

Indudablemente las motivaciones que les impelen a orientar sus elementos polémicas en este sentido, habría que buscarlas en la “Influencia que la literatura de ciencia Ficción ha ejercido sobre el subconsciente de todos los Terrestres”.

 

Ustedes han estereotipado la imagen de unos visitantes extraterráqueos invadiendo el Planeta con un exuberante y aparatoso fluir de astronaves, mientras seres antropoides o tal vez monstruosos descienden de los vehículos ante los atónitos ojos de las masas humanas.

 

La forma más simplista de este razonamiento ya uno de sus hermanos norteamericanos nos la expresó en parecidos términos.

 

¿Cómo es que pudiendo hacerlo, no esperan a que haya una concentración frente al Capitolio (Se refería al de WASHINGTON) y aterrizan en la gran explanada? de ese modo nadie dudarla de que ustedes proceden de UMMO.

 

Independientemente de que nos reservemos serias dudas sobre que tan espectacular arribada avale realmente nuestra procedencia, el amable norteamericano no pareció meditar demasiado sobre el exceso de trabajo que esa misma tarde pudieran soportar todas las ambulancias y clínicas de la Capital.

 

Claro está que existen medios no tan drásticos no tan novelescos para darnos a conocer... Sólo que tenemos razones más poderosas para tratar de evitar que la Red Social Terrestre conozca a través de los habituales canales de difusión nuestra presencia.

 

Las personas como usted que han hablado o recibido nuestros informes apenas alcanzan la cifra de (Dos centenares) repartidas entre las diversas nacionalidades y podemos asegurarle que discriminando contadas excepciones, todos sus hermanos corresponsales se mantienen dentro de los limites de una razonable duda.

 

Esto debe ser así y corresponde lógicamente a los esquemas mentales típicos de todo OEMII inteligente que debe rechazar “A PRIORI” todo dogmatismo, y sondear la verdad protegido por una postura de sana desconfianza.

 

ALIENTAN Y ACONSEJAN LA DUDA SANA.

 

El recelo de usted y el de sus hermanos en nada nos perjudica y hace usted perfectamente en ejercer esa función de crítica orientada a desenmascarar la impostura, el fraude o la alienación.

 

Por nuestra parte, interesados en convivir con ustedes en el anonimato tal clima de escepticismo nos favorece indudablemente.

 

Hemos encontrado pues, la fórmula de dialogar con ustedes sin atravesar un umbral que nos sería lesivo, nuestros contactos con los Te­rrestres son lo suficientemente sugestivos para que ustedes, inmersos en un moderado estado de intriga e interés, “No corten sus relaciones con nosotros”... aún resistiéndose a aceptar nuestro origen, procurando por el contrario, no aportarles indicios fiables que constituyan una llamada de alarma para la Red Social de OYAAGAA (Tierra).

 

Tanto ustedes como sus hermanos como nosotros nos beneficiamos de esta interesante colaboración, hasta que en un futuro no lejano modifiquen nuestros Superiores la política a seguir con ustedes.

 

CONSEJO IMPARCIAL AL SR. CAMPO.

 

En resumen: Nuestro consejo imparcial y objetivo tras resumirle su actual situación es este. A usted le ha sorprendido, según dice nuestra erudición en Derecho Internacional, Derecho Político, Sociología y Filosofía del Derecho a lo largo de nuestras conversaciones.

 

Usted no consigue encajar esta experiencia vivida con la hipótesis planteada de que podemos ser unos Juristas alienados o tal vez unos estudiantes de Derecho (Como apuntaba en nuestra última charla) que desean bromearle. Usted mismo concluye que no concibe a unos Señores tan inteli­gentes dedicándose a llamarle por teléfono con el solo objeto de divertirse.

 

Por otra parte asegura usted “Que rompe todos los moldes lógicos aceptar siquiera la posibilidad de que hayamos nacido en otro astro habitado”.

 

Ignoramos si acepta usted esta última postura (Postura extre­mista cuya base fisiológica o científica no acertamos a sospechar) porque sigue usted tan interesado en que le enviemos más relatos detallados de nuestra Historia, a no ser que su recopilación constituya para usted un motivo intrascendente de solaz.

 

SR. CAMPO NO NOS CREA.

 

Otra vez indicó usted que empezaba a reconsiderar de nuevo la posibilidad de que no mintiésemos en este punto. Lo expresaba como temeroso de habernos ofendido.

 

No Señor Campo sus dudas y estados cíclicos de credulidad e incredulidad no nos ofenden en absoluto, es más nuestro consejo leal es este:

 

NO NOS CREA. Limítese a estudiar nuestras conversaciones que usted recogió en cinta magnética. Analice nuestras notas, coteje los datos que le hemos brindado. Si ellas tienen un valor para usted, tal valor trascenderá el hecho secundario de que nosotros nacimos en UMMO, o seamos hermanos terrestres. Por nuestra parte, SI podemos Afirmarle que nuestro contacto con usted fue “MUY VALIOSO” para nuestro estudio del OEMII Terrestre.

 

Si el contenido de esos folios mecanografiados y esas largas polémicas telefónicas las juzga por el contrario, estériles o tópicas, díganos como podemos compensarle el tiempo perdido, puesto que los únicos beneficiados hemos sido nosotros.

 

Esta es una extraña situación en la que usted y sus otros hermanos terrestres si son fieles a los postulados clásicos de la lógica, han de abrigar ciertas dudas acerca de nuestro testimonio. Sería irracional identificar como hombre llegado de una lejana masa astral al primer individuo que les llame por teléfono, por mucha erudición que revele en el campo de la Jurisprudencia o de la Política Económica.

 

SE NIEGAN A CONCULCAR SU PROPIA VERDAD.

 

Más nosotros, aun con la consciencia de que no seremos creídos, no podemos en este caso conculcar nuestra propia verdad.

 

Si procedemos de UMMO no podemos por ejemplo, suavizar esta desconcertante afirmación, insinuándole que nacimos en el Tíbet. 

 

En resumen, no le informamos sobre nuestro origen para que usted acepte tal aseveración, sino porque proclamar la realidad debe ser una función independiente de la credulidad o el escepticismo de los que nos rodean.

 

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